Ante las últimas incidencias de criminalidad que se vive en el país, el fenómeno criminal ha ido tomando mayor presencia en el todo el territorio nacional, no es un escenario nuevo en el país, siempre existió criminalidad en el Perú, sin embargo, cuando observamos en una línea de tiempo desde inicios del 2017, la tasa de homicidios alcanzó 7.8 % por cada 100 000 habitantes en relación a la actualidad que se ha triplicado, según datos de UNODOC.
Desde mi valoración con estudios previos de investigaciones, estas actividades delictivas tomaron mayor relevancia e impacto como fenómeno criminal en la sociedad peruana con el apogeo de la última migración, las modalidades de delinquir no son similares a años atrás, la criminalidad en el país, se instauró como una estrategia política regional para crear caos y zozobra en la región.
Los gobiernos que han pasado en los últimos años no han tenido la decisión o voluntad política para frenar y ejercer mano dura ante esta inminente realidad. El Salvador como todos conocemos fue catalogado como el país más violento del mundo con una tasa homicida de 105 por cada 100.000 habitantes. Y actualmente en el Salvador la tasa oscila en 2.2% una clara reducción de la criminalidad en ese país. Los peruanos deben entender que no hay porque adornar o dar mayor etiqueta al concepto de organización criminal, el criminal es criminal y crimen es crimen desde cualquier ámbito o esfera que venga. Sería factible apremiar y exigir mano dura en las calles cuando tenemos enquistado en los tres poderes del estado la impunidad, la informalidad y la corrupción que se unen para sus conveniencias. Cuando vemos que todos los últimos ex presidentes están envueltos en procesos de investigaciones criminales, cuando observamos a jueces y fiscales denunciados con largo historial criminal liberando a criminales, así como, cuando vemos que una presidenta se preocupa más por sus retoques estéticos que la seguridad de todos los peruanos. Es esta la sociedad actual carente de valores que estamos transmitiendo a las nuevas generaciones sin ética profesional. Y que 800 mil talentos jóvenes connacionales han migrado para encontrar seguridad y protección.
Una reciente encuesta realizada por Ipsos Global @dvisor en 31 países revela que los peruanos están altamente preocupados por la delincuencia en sus comunidades. El 55% de los peruanos conectados cree que detener o reducir la delincuencia debería ser la principal prioridad del gobierno para las personas que viven en su vecindario, siendo Perú el segundo país donde más se cree esto, de los 31 evaluados.
La delincuencia organizada implica el despliegue de un accionar criminal de gran impacto, relacionado con hechos que requieren planificación y premeditación, que trasciende la esfera nacional y genera nuevos retos en materia de seguridad y políticas criminológicas; orientadas estás a la intervención del crimen. Entender la criminalidad insta a conocer ¿Cómo piensa un criminal?, investigar y dar con las cabezas de las bandas organizacionales y saber ¿cómo opera esta población?, es necesario para que se creen leyes realistas, ajustadas y aterrizadas a la criminalidad actual que impera en el país. La delincuencia encontró sus nexos y brazos operativos con otras bandas transnacionales a nivel regional o quizás intercontinental.
Solo el 50% de los peruanos conectados confía en que la policía trata a todos los ciudadanos con el mismo nivel de respeto en su barrio, mientras que el 45% confía en que la policía encontrará y arrestará al criminal correcto después de un crimen y evitará que ocurran crímenes violentos.
Los delitos más comunes presenciados o escuchados por los peruanos en su barrio incluyen robos de vehículos (73%), consumo de drogas ilegales (71%), vandalismo (66%), pandillas (60%) y violencia contra mujeres adultas (59%), entre otros.
Los estados de emergencias, si observamos, no han tenido éxito, el criminal no se va detener ante ello, entender que el criminal actual es un transgresor de normas y leyes, es una personalidad desafiante, fría, calculadora, no tiene códigos y en la mayoría de casos con alto consumo de sustancias psicoactivas. El poner más penas no necesariamente resolvería el problema, quizás si, en los delincuentes que son los jefes o cabezas de bandas, sin embargo, el inconveniente incide que muchos de ellos son mentes irrecuperables.
Desde mi perspectiva, es necesario hacer una purga o limpia en todos los niveles de las instituciones implicadas para que trabajen de forma articulada contra el crimen y con un solo objetivo. Dotar de mayor tecnología, así como, presupuesto a la policía y que vaya acompañado de planes de estrategia e inteligencia. Crear cárceles modelos por etapas, en la actualidad vemos que las cárceles no son fuente de resocializan sino escuelas para delinquir y con un hacinamiento del 200 % a nivel nacional.
El Perú tiene que actuar, ya no está, en la etapa de prevención, tiene que accionar, ejecutar, gestionar y crear políticas reales contra la criminalidad o solo serán pantallazos de humos para el actual o cualquier gobierno de turno. En el Perú hay una «cultura garantista muy marcada» de respeto a los derechos humanos, lo cual se ve como «una cierta fragilidad del gobierno» que dificulta se implemente otras medidas que ayuden a reducir la criminalidad de una forma más efectiva.
“Quien no pueda visibilizar el crimen, se convierte en un cómplice de la criminalidad.”
Si me parece bien que se ejecuten planes para controlar, es lo más negativo que hay en Perú. Esto debido a que el Perú así como exporta y tiene capacidades comerciales es fácil ver que a futuro también este mal crescas y se fortalezca con integrantes importados. Se ha acrecentado debido a la economía que se mueve en nuestro País. Interesante hacerlo ya!!!
Excelente comentsrio estimada Gisella, como dices ya es hora que el gobierno y el congreso tome al toro por las astas y acabe con leyes fuertes y comiencen dejar nuestro país tantos delincuentes que ingresaron por nuestras fronteras.
🙋💪👍🤝